Sin buenos días, sin buenas noches y sin tener a alguien de quien poder hablar. Sin echar de menos y sin querer a más. Sin nada nuevo, sin nada que contar. Sin presencias nuevas, sin estrellas por brillar. Sin inquietud, sin miedo. Sin amor, sin tristeza. Sin poder ser ideal aquello que tanto imaginaste.
Cuando todo termina, o quizás sólo algo ha hecho comienzar. Cuando había problemas con preocupación y ahora sólo queda preocupación sin ellos. Cuando crees pisar fuerte y ni si quiera se entera la más minúscula hormiga.
Sin cosas nuevas, sin poder bailar. Sin motivación por algo, sin alegría para realizarlo. Sin dolor, pero con amargura. Sin entusiasmo, pero con alegría. Sin alguien, pero conmigo.
Escribiendo...
domingo, 18 de enero de 2015
Sin alguien, pero conmigo.
sábado, 3 de enero de 2015
Cuando...
Cuando la luz aún no se ha apagado.
Cuando los cuentos son historias y nosotros como mucho personajes de ella.
Cuando la vida nos mira y a veces lo único que hacemos es darle la espalda.
Cuando crees que lo tienes todo y únicamente no tienes nada.
Cuando crees en ti mismo y esto es lo único que puede hacerte esencial.
Cuando somos otros y queremos cambiar.
Cuando de repente ocurre algo espectacular.
Cuando la noche no es tan peligrosa por los callejones ni el día tan bueno al sol en la plaza.
Cuando pensabas descubrir mundo y sólo descubriste el tuyo.
Cuando piensas que sigues viviendo la primera parte en vez de creer que estás en el principio de la segunda.
Cuando echas de menos y apenas mueres por echar a más.
Cuando los lunes son lunes y nadie lo podrá cambiar.
Cuando las estrellas brillan pero ni sombra pueden marcar.
Cuando la sombra se siente aburrida de tanto perseguir al individuo.
Cuando el sol alumbra la mañana de invierno.
Cuando los kilómetros y la lejanía son algo convencional.
Cuando el viento se siente cansado de cantar.
Cuando el frío da en tu rostro en invierno y tú no puedes hacer nada más.
Cuando alguien marca tanto y lo hace de una manera especial.
Cuando los cuentos son historias y nosotros como mucho personajes de ella.
Cuando la vida nos mira y a veces lo único que hacemos es darle la espalda.
Cuando crees que lo tienes todo y únicamente no tienes nada.
Cuando crees en ti mismo y esto es lo único que puede hacerte esencial.
Cuando somos otros y queremos cambiar.
Cuando de repente ocurre algo espectacular.
Cuando la noche no es tan peligrosa por los callejones ni el día tan bueno al sol en la plaza.
Cuando pensabas descubrir mundo y sólo descubriste el tuyo.
Cuando piensas que sigues viviendo la primera parte en vez de creer que estás en el principio de la segunda.
Cuando echas de menos y apenas mueres por echar a más.
Cuando los lunes son lunes y nadie lo podrá cambiar.
Cuando las estrellas brillan pero ni sombra pueden marcar.
Cuando la sombra se siente aburrida de tanto perseguir al individuo.
Cuando el sol alumbra la mañana de invierno.
Cuando los kilómetros y la lejanía son algo convencional.
Cuando el viento se siente cansado de cantar.
Cuando el frío da en tu rostro en invierno y tú no puedes hacer nada más.
Cuando alguien marca tanto y lo hace de una manera especial.
domingo, 30 de septiembre de 2012
Una historia para recordar.
Preguntas y más preguntas sin respuesta. Hola, ¿eres tú de nuevo? Gracias por venir, te echaba de menos. Y yo no era más que nadie, pero tampoco quería ser la que menos te quería. Perfectos de esos hay muchos por el mundo. Yo busqué al chico más imperfecto que había, y te encontré a ti. Supongo que serás tú. Has vuelto, y esta vez para decirme que me querías más que nunca. Un imperfecto lleno de perfecciones. Hay días que deberíamos olvidar, pero hay otros que demuestran que esto es para siempre. Tú y yo debemos jugar a perdernos en nuestro mundo soñado. Corramos como siempre y sin mirar hacia atrás. Tú fuiste el que me miró diferente a todos los demás, el que me enseñó a amar de verdad. Probablemente tengamos nuevos retos, pero si no son contigo, tampoco quiero intentarlos. No respondes. ¿Te ocurre algo? No, solo estaba ausente pensando en ti. Por favor, no me des estos sustos. Lo siento, pero eres algo más de lo que tú crees. Siempre tendrás los mismos trucos. Y siempre que necesites ayuda, espero que siempre puedas contar conmigo. ¿Errores? Los hay, y ya están hablados y corregidos, por lo que lo has hecho ya, y la verdad, me da igual. ¿Algo más bonito que despertar a tu lado? Probablemente no encuentres algo más bello. Pero ahora es de noche, estoy en mi cama. Únicamente miro hacia arriba. Echo en falta demasiadas cosas. Quizás era hora de pasar página. No estaba dispuesta a eso. Suena el teléfono. Lo cojo. Estaba tan mal, que tampoco pregunté nada. “Buenas noches. Mañana será otro día en el que podremos disfrutar de nuestro último atardecer en la playa. Sé que estás mal. Te quiero.’’ Iba a contestarle, pero antes del ‘’te quiero’’, me dijo que no lo hiciese. Al final conseguí conciliar el sueño. (Buenas noches). Suena el teléfono. Son las 6:30 de la mañana. Lo cojo. Escucho un ‘’buenos días dormilona. Sé que hoy es nuestro último día, pero quiero que sea el más especial, el más perfecto y el más inolvidable para ti. Quiero verte sonreír como no lo has hecho nunca. Te quiero.’’ Mis lágrimas recorrían todo mi cuerpo. Era imposible no emocionarse. Por último, antes de colgar, le dije ‘’gracias por todo, después hablamos.’’ Quizás no lo escuchó bien, porque lo dije con un volumen no muy superior. Hemos llegado. Nuestras miradas se buscan. No te encuentro. Llegan detrás mía. Me tapan los ojos. Me dicen al oído ‘’te quiero’’. Supe que era él. Le quité sus manos de mi cara. Me giré. Le sonreí. Sin pensarlo dos veces, le besé. Qué gran momento para no olvidar. Y yo, después de todo esto, solo supe decirte que le amaba más que a nadie. Nunca le veíamos fin a esos cinco días. Quiero volver a vivirlos. No era el momento de marchar, pero tuve que hacerlo. Lo siento, pero era hora de despedirse. Gracias por ese último abrazo en el que las lágrimas recorrían nuestros cuerpos, aún lo echo de menos. Me sigue haciendo falta por muy lejos que estén esos brazos y esa cara que acaricié tal vez sin querer, o queriendo. Tú quisiste empezar, y yo me dejé llevar. Y ahora te digo que jamás me arrepentiré. Y el miedo ya no vuelve, solo vuelen los momentos, las risas, los abrazos y tus besos, que son acompañados por una lágrimas que solamente tú las mereces. Debería dejar de preguntarme un día tras otro si despertaré algún día y te tendré a mi lado de la cama. Debería dejar de pensarlo, siempre y cuando en un futuro esto ocurra. Y sé que pasará. Lo he visto con mis propios ojos. Y lo que duele no es que no estés aquí, lo que te duele es que sé que mañana tampoco podrás estar. Y lo que me alegra es que cada segundo que tienes, puedas o no, luchas por tenerme a tu lado. Nuevos retos, nuevas promesas, nuevas ilusiones, nuevas metas y nuevos sueños. Espero que la palabra ‘momentos’, en su día, pueda llevar delante de ella la palabra ‘nuevos.’ Y una vez más, me muestras que esto es para siempre. Que después de tanto luchar, lo bueno tiene recompensa. Pensamos que solo era un sueño, y que probablemente, como todos los demás, pues no se cumpliría. Y ahí estabas tú, que me hiciste creer en un mundo mejor. Quisiste decirme que yo era lo mejor de él. No pudiste. Estabas demasiado emocionado. Y en vez de decirlo, me lo demostraste. Que a los demás les hablo de ti como el mejor. Tampoco me equivoco. Tengo suerte. Soy la más afortunada del mundo. Quizás haya otras personas que piensen en lo mismo, creo que no llevan razón. Quise para el tiempo. Era demasiado pedir. Quise decirte lo mucho que te quiero. Eso era demasiado hablar, así que, te besé. Y no parabas de sonreír después. Me preguntan por ti. Les digo que ahí estás. Tan feliz y tan guapo como siempre. Suelen insistir, quieren más información. Parece ser que con unos interesados. Me gustaría contaros que eso no es así, pero lo siento, no puedo contar nada más. Quise llegar hasta el final, y lo conseguí, por eso estoy aquí.
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